
1. Ordenar, la base de un armario ordenado
Perdón por cualquiera que sueñe con subirse a la caja de “armario altamente pinteresable” sin pasar por el paso “llené-50-110-bolsas-de-litros-y-no-tenía-que hacerlo”. los-abrigos-de-invierno”. Antes de lanzarse a dirigir las pequeñas marcas de moda eco-responsable, es imprescindible una selección masiva. El concepto: pones toda (sí, TODA) la ropa que tienes en tu cama, además de accesorios y ropa interior. Y las repasamos cada una, para asegurarnos de quedarnos con las piezas que aún nos sientan bien, en las que nos sentimos bien, que vestimos con gusto.
“Para aquellos a los que les cuesta desprenderse de sus pertenencias, les recomiendo crear una pila de “segunda oportunidad”, explica Anne Montecer, autora del libro El vestidor ideal: el armario para conciliar con tu imagen y consumir diferente (Ed. Leduc). Los guardamos por un tiempo, solo para ver si los extrañamos, si queremos posponerlos… ¡o reciclarlos!”. En cuanto a la ropa que quieras donar o tirar, es mejor que te deshagas de ella inmediatamente una vez finalizada la clasificación. De lo contrario, pueden encontrar una manera de volver a infiltrarse en el fondo de nuestros gabinetes sin que prestemos atención.
Después de esta limpieza profunda, se recomienda encarecidamente una clasificación estacional para mantener un vestidor ordenado, compuesto solo por ropa que nos queda bien y que usamos.
Para verlos con más claridad, los supervivientes son colgados de perchas (pantalones, abrigos, camisetas, etc.) La única excepción: los jerseys de lana, que así se deformarían. Nosotros preferimos doblarlos y guardarlos en una balda o en un cajón.
Consejo a tener en cuenta: Antes de comenzar a clasificar, escriba sus criterios en una hoja de papel. Por ejemplo “Me deshago de toda la ropa que no uso desde hace un año”, “Solo me quedo con la ropa cuyo material me gusta”, “Dejo a un lado todo lo que me recuerda a mi época Miley Cyrus» (lo hacemos no juzgar!), etc. Una vez que abordemos la clasificación, tendremos ideas más claras en caso de duda sobre este suéter de lentejuelas súper hermoso pero que raspa demasiado, o sobre este par de zapatos de salón que nos dan un aspecto loco (¡hola, Kate M.!) pero eso no nos hemos puesto desde la boda de Camille y Simon en 2014…
La mala idea: “No soy partidaria de la idea de la alegría, cara de Marie Kondo, que me parece demasiado estricta y militar”, apunta Anne Montecer. En mi opinión, los estados de ánimo cambian muy rápidamente. Tengo una visión mucho más pragmática: me quedo con lo que me pongo”.
2. No, ¡los conceptos básicos no son aburridos!
Fue tras el nacimiento de su segundo hijo que Anne Montecer tuvo el click: “Siempre he estado inmersa en la moda, estaba llena de tendencias, de fotos. ¡Todo iba demasiado rápido, no podía seguir el ritmo! Y a pesar de las grandes sumas que gastaba en moda, siempre tenía la sensación de no tener nada que ponerme, de estar muy estresada cada mañana frente a mi guardarropa.
“Inicialmente, emprendí este proceso para simplificar mi vida. Y funcionó tan bien para mí, que decidí compartir mi historia en Instagram, luego en un libro.
Así, Anne Montecer dejó de comprar prendas ultra-trendy que pasaban de moda muy rápido para invertir en básicos bonitos, duraderos y eco-responsables. ¡Un verdadero cambio de paradigma! “Los básicos son nuestros mejores amigos, con los que siempre podemos contar. Y lo prometo, ¡están lejos de ser aburridos! Puedes llevarlos de mil y una formas, complementarlos, combinarlos con el estilo que quieras.
¿Cómo elegir tus básicos? Solo, la prenda debe ser hermosa, tener un material hermoso, un corte hermoso. “Una camiseta blanca comprada por 10 fr. en una marca de moda rápida tiene muchas posibilidades de deformarse en el primer lavado”, observa la especialista. Mientras que un básico de calidad, elegido en un material noble, marcará la diferencia y perdurará en el tiempo. ¡La base del vestir responsable!
Dónde encontrar sus (nuevos) básicos: En Les Sublimes, la marca de Anne Montecer, pero también en Fair’Act, que enumera las boutiques y las marcas de moda suiza vanguardistas. Be chic Be ethic también ofrece un directorio de e-shops que cumplen con sus requisitos de “moda lenta”.
3. La sostenibilidad como faro de moda
La industria de la moda es ultra dañina para el planeta. El textil es el tercer sector que más agua consume en el mundo, solo por detrás del cultivo del trigo y el arroz. También representa el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y tiene consecuencias sociales desastrosas en muchos países como Bangladesh o Pakistán. Como cada vez más consumidores, Anne Montecer ya no podía hacer la vista gorda ante este desastre: “Una vez que miramos estos aspectos, ya no es posible consumir como antes. Realmente da una visión diferente de las cosas”.
“La gente es cada vez más consciente de esto, lo siento. Ya no podemos decir “No me importa” en 2022″.
Para la experta francesa, el fast-fashion es “la encarnación del mal”, aunque se niega a tirar piedras a los clientes: “Es fácil culpar a la gente por irse a Zara o a H&M, pero no llegamos al corazón de la problema. Corresponde a los Estados, a los gobiernos, tomar las medidas necesarias. Me supera que marcas como Shein o Boohoo puedan seguir vendiendo así. Y los más jóvenes son los objetivos de este marketing agresivo”.
¿El reflejo correcto a tener? Ve a las tiendas de segunda mano. Pero ojo, esto requiere paciencia y anticipación: es imposible estar seguro de encontrar EL abrigo camel con el que sueñas o los jeans que necesitas para este otoño. A menudo son necesarias varias “búsquedas del tesoro”. También puede ser relevante recorrer sitios de venta de segunda mano como Ricardo o Anibis si está buscando una pieza específica.
La buena costumbre de anclar: Anticípate a las estaciones elaborando una lista de complementos o ropa a conseguir (también para el vestidor de los niños: hay pepitas de segunda mano, siempre que se haga con mucha antelación). Esto hará que sea más fácil crear, a lo largo de las semanas, tu guardarropa ideal para el invierno, la primavera, el verano o el otoño. Además, permitirá espaciar gastos… ¡y ahorrar dinero! La de segunda mano es mucho menos costosa y muchas veces permite permitirse piezas de muy buena calidad.
La trampa a evitar: La segunda mano no es la nueva moda rápida. ¡La idea es no consumir más, ya sea que la prenda se venda nueva o ya usada! Cuidado con las tentaciones…

4. Etiquetas, nuestras nuevas mejores amigas
Con sus signos desconocidos, asustan. Muchas veces, nos arañan o molestan, acabamos cortándolos sin siquiera prestar atención. ¡Error! Si quieres consumir moda de otra manera, es imprescindible saber descifrar las etiquetas. Porque no, no todos los materiales son iguales, ni mucho menos. “El poliéster, derivado del petróleo, debe evitarse absolutamente, explica Anne Montecer. Podría decirse que es el peor material posible, ya que libera micropartículas en las aguas de lavado y luego en los océanos. Además, el poliéster te hace sudar”. El especialista también apunta acrílico (que raya), elastano (otro derivado del petróleo) y nylon (ídem!) en la lista de materiales a prohibir.
¿En qué materiales enfocarse? ¡Materiales naturales, por supuesto! Algodón orgánico, lino, seda, lana… Validamos. Aunque no sean perfectos (el algodón, en particular, requiere mucha agua), son mucho más cómodos y envejecen mejor. El cupro (fibra 100% biodegradable) y el lyocell también son respetuosos con el medio ambiente. Finalmente, la viscosa no es la ideal, porque su proceso requiere el uso de gases contaminantes tóxicos.
Recursos que nos ayudan: ¿Dudas antes de ofrecerte una pieza? Echa un vistazo a los valores de la marca, a sus diferentes etiquetas. El canal de YouTube de Céline Séris es perfecto para familiarizarse con este vasto campo, salpicado de muchas trampas. Vídeos absolutamente imprescindibles para convertirte tú también en un experto en la materia (¿lo tienes?).
5. Encuentra tu estilo para evitar las compras compulsivas
¿Cómo ser? Muchos de nosotros soñamos con eso: encontrar por fin EL estilo que nos revelará, que nos hará felices, cómodos con sus zapatillas (o sus botas de leopardo, según sus preferencias). Descifrar la ropa que más nos favorece, con la que nos sentimos bien o poderosoAnne Montecer aconseja hacerse una foto todos los días. “Muy a menudo, a través de los clichés, vemos emerger el estilo que más nos conviene”, observa. Vemos inmediatamente lo que nos conviene. ¡Y terminamos conociéndonos su guardarropa de memoria! Estimula la creatividad.”
Todo un plus a la hora de luchar contra las compras compulsivas: imposible acabar con una magnífica americana pero que no combina con ninguna otra prenda. “También hay que aprender a decir ‘no’, a distanciarse de la opinión de los vendedores. ¡Y nunca vayas de compras para animarte, el beneficio que obtienes es tan fugaz!
¿Y si dejamos de querer encontrar la perla? Tener una firma de moda, un estilo identificable a primera vista, seamos realistas: no está al alcance de todos. ¡Y tanto mejor! Lo que nos encanta de la ropa es la idea de poder contar historias, de sentirnos femeninas, masculinas, elegantes, extravagantes… Si nos sentimos perdidas, volvamos a lo básico, a la ropa que corresponde a nuestra forma de ser. vida, a los buenos básicos que nos facilitan el día a día y nos aportan estilo con casi nada. Vayamos al grano, deshagámonos de lo superfluo. Menos dolores de cabeza por la mañana, más dinero a final de mes: una opción que no puedes rechazar.
Si decide comprar de todos modos: Evitamos las ventas a toda costa. Los letreros de ‘gangas’ y ‘descuentos increíbles’ tienen la habilidad de hacernos comprar cualquier cosa a cualquier precio. En tu teléfono o en tu diario, creas una lista de ropa sostenible con la que sueñas. Antes de lanzar el Maestro, nos tomamos el tiempo para asegurarnos de que la nueva compra cumpla con nuestros criterios y esté en la famosa lista. ¿Una duda? Es cierto que esta grieta no se corresponde con nuestras necesidades y nuestros valores.

6. ¿Y si siempre vestiéramos igual?
El autor de Vestidor ideal lo martilla fuerte y claro: “¡No hay nada de malo en vestirse igual todos los días!” Marcas, tendencias y ciertos influencers luchan por hacernos creer lo contrario. Muchas veces nos sentimos obligados a no llevar la misma ropa que el día anterior, porque “¿qué pensarán nuestros compañeros?”, “no se hace, hay que cambiarse de ropa todos los días”, “es una vergüenza ir vestidos igual los dos”. ¡días seguidos!”. Tss tss tss: ¿y si nos deshiciéramos de estas reglas arcaicas?
Steve Jobs, Inès de la Fressange, Jane Birkin… Más celebrities de las que crees visten siempre igual. Y sinceramente, ¡qué bien se siente llegar a la oficina sin que te descifren de pies a cabeza! “Es una forma de animar a nuestros interlocutores a que se interesen por lo que decimos, por nuestras ideas, más que por lo que llevamos sobre la espalda, observa Anne Montecer. Al usar siempre el mismo look, el creador de Apple explicó que le dio tiempo para enfocarse en las cosas importantes de su vida. También había notado que la gente lo escuchaba más cuando hablaba.
El mantra a tener en cuenta: ¡No, el talento no está en nuestra ropa! Y usar lo mismo todos los días es cualquier cosa menos serio. Viva el uniforme, si nos libera y nos permite tener más confianza en nosotros mismos.
Di “adiós” a tu lavadora: Es un hecho: lavamos demasiado la ropa. Contamina, gasta agua, nos hace perder (¡mucho!) tiempo, estropea nuestra ropa… Aprendamos a distinguir la ropa realmente sucia de aquella que solo necesita un poco de refrescarse. A menudo es suficiente airearlos durante unas horas. ¡Tomar el examen!
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