
Douline impulsa a Servette a lo más alto de la Superliga
En el marco de la 8ª jornada del campeonato, los ginebrinos vencieron el domingo 3-2 al Zúrich, marcando en el minuto 95. Antes del YB – Lugano, son líderes en la Superliga.

Alegría de los jugadores del Servette por una victoria conseguida desde el descuento… en el minuto 95.
BASTIEN GALLAY/LPS
En Servette, este domingo por la tarde, seguiremos con mucha atención el duelo entre el Young Boys y el Lugano. En juego, quizás, haya un puesto en lo más alto de la Superliga si los berneses no consiguen imponerse. Porque los ginebrinos hicieron su trabajo: vencieron al Zurich por 3-2 gracias a un gol en el minuto 95 de David Douline.
Aprovechó, pues, un córner de Théo Valls aprovechado por el centrocampista francés para derribar a La Praille y sus más de 10.000 espectadores. E impulsar a la SFC temporalmente a lo más alto del campeonato. Un acierto un tanto milagroso, dada la dificultad que habrán tenido los granates para forzar la suerte, tras haber pasado veinte minutos en superioridad numérica (tras la expulsión de Okita en el 73).
Cognat: 150 partidos y un gol desde el inicio
Antes, este Servette habrá tenido un partido mixto. A veces era despreocupado. Esto le permitió ejecutar movimientos que encarnaban cierta confianza, con esa capacidad de desarrollar acciones fluidas e invertir los espacios de acuerdo a lo que requiere el juego.
Como cuando, tras un soberbio control, Rodelin siguió a Miroslav Stevanovic que había sentido el golpe y atacó su zona preferencial de centro. Llevábamos ciento veinte segundos jugando en La Praille, y Timothé Cognat, recién premiado por su partido número 150 con los colores del Servet, se proyectó al área para abrir el marcador.
Pensamos también en el segundo gol de Ginebra, con soltura en las secuencias. Justo antes del descanso, Pflücke, Antunes y Cognat se turnaron para permitir que Moritz Bauer marcara su primer gol granate, con un potente disparo al primer palo de la portería de Brecher.
La entrada de Crivelli es un cambio de juego
Problema: La ventaja no se mantuvo. Porque esta forma de imprudencia podría derivar en negligencia. En el corazón de una posesión un tanto estéril, estaban estas ligerezas de Antunes y Bauer. El balón estaba perdido y en dos pases el Zúrich pudo igualar por primera vez, gracias a Okita que se sirvió en la espalda de la defensa y pudo sacar un medio Frick de sus jaulas (21º). Fue el mismo Okita quien, justo después del descanso, se encontró fácilmente entre líneas, eliminó a Douline y encendió a Frick con un soberbio tiro a la escuadra.
Fue antes de que la entrada de Enzo Crivelli cambiara la situación. El francés lo habrá hecho casi todo bien, hasta este gol en el 94 que obligó a Brecher a tumbarse y enviar el balón a córner. El resto, Servette lo sabe. Y poder disfrutarlo.
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