
El Moulin d’Yverdon no resurgirá de sus cenizas
Después de un incendio en 2018, se iba a llevar a cabo un proyecto de reconstrucción en las afueras. Lo más probable es que no vea la luz del día. El retraso ha socavado su viabilidad.

Las ruinas del molino quemado en 2018 todavía están en el centro de Yverdon. El proyecto inmobiliario que los sustituirá todavía no ha obtenido la licencia de obras.
JEAN-PAUL GUINNARD – UN
El Moulin d’Yverdon probablemente no será el ave fénix que imaginamos Hace un año. La junta directiva de la sociedad cooperativa anunció la noche del miércoles a sus socios, reunidos en asamblea ordinaria, que “suspendía” el proyecto de reconstrucción de su infraestructura que se esfumó en febrero de 2018. Peor aún: que terminaría a partir de 31 de diciembre, la operación ha continuado desde entonces en locales intermedios.
Mientras que la preocupación y el escepticismo de algunos miembros -retransmitidos esta semana por el periódico “La Région”- apuntaban a un plan de negocios demasiado optimista y una construcción demasiado onerosa, el presidente Jean-Daniel Cruchet comenzó sus explicaciones precisando que los directores “siempre habían sido conscientes de las dificultades que presentaría un proyecto así”.
más venta
El paso del tiempo, los costes que supone tomar el ascensor y los insuficientes rendimientos económicos llevaron a esta situación, que la sociedad cooperativa no señala como punto final. “No estamos hablando hoy de la disolución de la empresa propietaria de bienes inmuebles”, resume Jean-Daniel Cruchet.
No obstante, el Moulin d’Yverdon dejará de vender la harina que compra en el cantón de Berna a partir del 1es el próximo enero. “Nuestros seis empleados tuvieron que buscar trabajo, algunos de ellos ya encontraron trabajo para el próximo año”, asegura el presidente.
Harina de Bernese
Sin embargo, para los productores afiliados al Moulin d’Yverdon, esta parada quizás definitiva no cambia mucho. Desde el incendio del 1es febrero de 2018, la cooperativa ya no compraba sus cosechas, por lo que encontró otros compradores. Las harinas comercializadas desde entonces se producían en el cantón de Berna. “No hubiera sido rentable moler nuestro trigo allí y traer la harina aquí”, enfatiza Jean-Daniel Cruchet.
Este modelo comercial, venta y envasado de estas harinas, ha permitido conservar una parte de la clientela y la marca Moulin d’Yverdon. El seguro de interrupción del negocio y las reservas disponibles ayudarían a la empresa a sobrevivir hasta que se pusiera en marcha la nueva planta. Siempre y cuando se construya rápidamente.
“Nuestra sociedad seguirá existiendo en una forma aún por definir”.
La oposición al proyecto inicial y un redimensionamiento, sinónimo de pérdida de tiempo, decidieron lo contrario. “Por no hablar de la mirada bastante crítica y bastante negativa adoptada por el Municipio sobre nuestro expediente de solicitud de permiso de construcción, el pasado mes de abril”, subraya Jean-Daniel Cruchet.
Fatalista, la asamblea aceptó lo que acababa de escuchar. También lo son las cuentas rojo vivo que sancionan el ejercicio 2021. “Sin embargo, nuestra empresa seguirá existiendo en una forma que aún está por definir”, concluyó el presidente.
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